Capital Federal (Agencia Paco Urondo, publicado en ¡ojo! La Nación) La expectativa está puesta en los planes oficiales de aliento a la demanda y en la mejora de la cosecha. El plan de asignación universal que instrumentó la Anses, una de las claves oficiales para el repunte.
Agazapado, el ex presidente Néstor Kirchner les dio una orden tajante a sus más fieles seguidores: 2010 debe ser una fiesta, con la economía creciendo cerca del 7%, a través de una mayor inyección de fondos "en la calle". La otra fuente del fortísimo rebote que se busca, paradójicamente, será el sector políticamente "enemigo" del Gobierno: el campo, en base a una cosecha de soja estimada en 51 millones de toneladas, frente a 32 millones de la anterior.
Así lo admitieron a LA NACION calificadas fuentes oficiales, que precisaron que este año la economía caerá cerca del 1,4 por ciento, aunque el presupuesto refleje un leve crecimiento del 0,5 por ciento acorde con las distorsionadas cifras del Indec. El aliento de los economistas del Gobierno es que el último trimestre del año ya exhibirá un registro positivo, luego de caer cerca del 0,8% en el segundo y el tercer trimestre, por lo que ya preveían superar largamente el 2,5% proyectado para 2010 en el proyecto de presupuesto.
"Puede estar en torno del 5 por ciento; vamos a hacer lo posible para lograr el mayor crecimiento posible", se entusiasmaron las autoridades del Ministerio de Economía, que conduce Amado Boudou. Sin embargo, insaciable, Néstor Kirchner quiere recrear las tasas de crecimiento previas a la crisis que comenzó a fines de 2007, aun cuando el mundo registre menor crédito y el peligro interno de inflación esté más vigente que antes por la debilidad del área fiscal.
Sin fijarse en esas cuestiones de fondo, la orden del ex presidente y actual diputado -emanada a través, entre otros, del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno- fue tajante: 6,8 % de alza del PBI en 2010, ni más ni menos. La cifra se ubicaría así cerca del poco creíble 7% del año pasado, cuando la crisis había comenzado a erosionar en forma importante al "modelo" posterior a la década de la convertibilidad. Más allá de la cifra, se sabe que la recuperación de China y de Brasil son claves para sostener el optimismo.
A esta situación externa, Kirchner le quiere agregar "el billetazo", el rudimentario concepto elegido para el impulso de la demanda privada -apoyo al empleo, asignación universal por hijo y a los jubilados-, que seguirán en los próximos meses. En este contexto, se comprende que el ala política del Gobierno no esté demasiado preocupada por las advertencias de que la inversión exhibe muy lentos signos de resurrección, que sólo se consolidarían a partir del segundo semestre del año próximo, según las estimaciones oficiales.
Más consumo
Mientras tanto, desde este mes, se observa que el consumo privado acompaña a buen ritmo el fuerte aumento del consumo público, sobre el cual el Gobierno basó su estrategia de este año como forma de frenar el impacto de la desconfianza interna y de la crisis global. La lentitud de la recuperación de la inversión preocupa a varios ministerios, porque si bien el empleo ha dejado de caer, aún no registra aumento neto de los puestos de trabajo. Luego de un buen ritmo registrado hasta 2006, este año la inversión terminará cerca del 19% del PBI, una tasa que de todos modos en el Gobierno destacan como positiva, ante la crisis global.
Las últimas promesas de grandes proyectos en 2010 (Techint, Ledesma e YPF, junto con uno que anunciarían Los Grobo en marzo) alientan este optimismo. Poco atento a estos detalles, Kirchner quiere encarar la campaña presidencial de 2011 asegurándose además que, con el repunte en el nivel de actividad, la inflación no se dispare, aunque, por supuesto, con sus propias armas. Por eso planea resucitar los acuerdos de precios instrumentados desde 2006 por Guillermo Moreno, pese a que éstos fueron perdiendo fuerza y eficacia. Mientras tanto, Economía y el Banco Central analizan en silencio la posibilidad de aplicar un sistema de coordinación de pautas salariales, cambiarias y de tasa de interés, aunque sin colocarle el nombre de "metas de inflación" para que sea técnica y políticamente viable. Esa convergencia rondaría el 10 por ciento.
Mientras tanto, lejos del universo kirchnerista, los economistas Orlando Ferreres y Daniel Artana indicaron a LA NACION que 2009 y 2010 mostrarán números gemelos, del 4,5%, aunque con signos diferentes: este año será caída y el año próximo, de recuperación. "Hasta mediados del año próximo el PBI andará muy bien por el consumo y el comercio exterior, pero luego la campaña presidencial puede complicar", dijo Ferreres. En tanto, el jefe de analistas de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL) sostuvo que "la gente empezará a percibir la mejora en el segundo trimestre, con más empleo, y la inversión repuntará cerca del 7%, luego de caer 12,5% este año". (Agencia Paco Urondo)
lunes, 4 de enero de 2010
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