Mar del Plata (Agencia Paco Urondo) A fines de diciembre de 2.009, el titular de la Federación Agraria, Eduardo Buzzi, aseguró que la Argentina ya está importando carne de Uruguay y adelantó que durante 2010 los productores agropecuarios no podrán cubrir el consumo per cápita argentino debido al faltante de vacas y que en las zonas limítrofes, Entre Ríos, Corrientes, ya se consume carne uruguaya.
También dijo: “vamos camino a aquello que anticipamos, cuando nos decían que queríamos desestabilizar y tantas pavadas. No se puede tapar el sol con la mano, no vamos a poder cubrir los 75 kilos por habitante, ese faltante de 4 millones de vacunos que se dio, por la liquidación de hembras, por la falta de preñez de la sequía, por el arrinconamiento de animales; todo eso golpeó ya en diciembre en el peor sentido, porque fue directo a la gente”, agregó.
Luego, en su discurso, el titular de la federación dijo que nuclear a los pequeños y medianos productores agropecuarios recalcó que si bien hubo políticas del Gobierno Nacional hacia el campo, estas fueron “desastrosas”.
Por otra parte, reconoció que gracias a diversos factores climáticos, la cosecha de soja para 2010 será “récord de la historia”, pero alertó que eso ocurre “gracias a que estrangulan al pequeño y mediano productor”.
Además, vaticinó que el año próximo el campo retomará el crecimiento, aunque “va a crecer lentamente por tanta desconfianza que hay” hacia el Gobierno. “Hay mucha desconfianza. El que se quema con un zapallo, sopla hasta un sandía”, graficó.
OBSERVACION A LOS DICHOS DE BUSSI
Estas apreciaciones que expresa el mal llamado dirigente Eduardo Bussi (socio de la Patria Sojera), esconde la responsabilidad de las patronales agrarias, que pretenden endosarle la posible crisis del sector cárnico, al gobierno nacional.
En efecto, cuando en diciembre Bussi afirmó que “este año la cosecha de soja será record¨”, no dice que en las últimas décadas, producto de la voracidad económica (suicida) de algunos dirigentes empresarios rurales, este “éxito sojero”, también es la causa de la crisis en el sector cárnico, ya que estos referentes de la patronal agraria indujeron a los productores rurales, a tomar decisiones sobre que producir, según el principio de rentabilidad, sin tener en cuenta el daño que con ello hacían al ecosistema y a la seguridad alimentaria del pueblo argentino.
Los siguientes datos, reflejan los resultados de la “economía de mercado” aplicada al uso del suelo rural en la región pampeana
año: Hectareas sembradas de soja:
1993: 5.303.800 hectáreas sembradas
2002: 10.261.400 hectáreas sembradas
2003/4: 14.526.600 hectáreas sembradas
2007/08: 16.596.600 hectáreas sembradas
FUENTE: Datos estadísticos del sector agropecuario, elaborados por el Indec
Veamos ahora que impacto tuvo este incremento de superficie sembrada de soja sobre la la tradicional producción ganadera, que supo ser orgullo de los argentinos:
Según un artículo publicado iProfesionales.com, de fecha 02/01/2008
(http://www.iprofesional.com/notas/59291-La-carne-argentina-pierde-cada-vez-mas-terreno-en-el-mundo.html), se informa:
La carne argentina pierde cada vez más terreno en el mundo
“…En dos años, 3 millones de hectáreas que antes se destinaban a ganadería pasaron a utilizarse para el cultivo de cereales y oleaginosas, producto del boom de precios internacionales. Así, la Argentina podría caer al quinto puesto entre los principales exportadores mundiales de carne…”
Como vemos, la mayor “rentabilidad” del boom de la soja (que se quedó con las mejores tierras de la pampa húmeda), arrinconó a la ganadería a zonas marginales, provocando un alto grado de dependencia de la producción ganadera a las altas variaciones climáticas de la nueva frontera productiva.
Estos datos también nos indican, que el productor no puede producir “lo que quiere” y que el estado debe elaborar un Plan de Ordenamiento Territorial Rural que oriente al productor y defina lo que la Argentina debe producir en materia agropecuaria (según las necesidades de la patria y el pueblo) y si el productor rural quiere seguir eligiendo “que producir” entonces, el estado nacional debería hacerse cargo de la regulación de los precios de los comodities y de la comercialización agropecuaria, recreando por ejemplo, al Instituto Argentino de Promoción e Intercambio (IAPI) del primer y segundo gobierno del Gral. Peron, fijando un precio sostén interno de los productos agropecuarios, a efectos de garantizar un desarrollo sustentable, que integra equilibradamente competitividad económica, salud ambiental y equidad social.
(Agencia Paco Urondo)
martes, 16 de febrero de 2010
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